Caleta Olivia

Jorge "Locomotora" Castro: De Campeón del Mundo a Héroe Solidario en Temperley

Jorge Castro, conocido como “Locomotora” o “Roña”, recuerda con claridad su difícil infancia en Caleta Olivia. Hoy, a pesar de su éxito como campeón mundial de boxeo, dedica su vida a ayudar a los vecinos de Temperley, donde tiene su gimnasio y un comedor comunitario.

Durante su adolescencia, a los catorce años, Castro trabajó en el campo con esquiladores. “Fue duro, pero junté bastante plata laburando y eso me permitió ayudar a mi familia y largarme como boxeador, lo que más deseaba, y pude llegar, la suerte y mis puños me ayudaron,” cuenta con nostalgia.

En 1994, alcanzó la gloria al coronarse Campeón del Mundo en la categoría Medio, tras vencer al estadounidense Reggie Johnson. Hoy, sus vecinos lo llaman con cariño Jorge, ‘Roña’, ‘Locomotora’ o incluso ‘Negro’, apodo que acepta con humor.

Cada viernes, Castro se levanta a las cinco de la mañana para ir al Mercado Central en busca de alimentos. “Me ayudan mucho, me dan choclo, morrón, zanahoria, papa, cebolla, limón, calabaza, tomate, verduras,” relata. Luego, organiza todo en su gimnasio y a las cuatro de la tarde reparte la comida a las familias necesitadas. Además, abastece a nueve merenderos y catorce comedores fijos.

“Yo trabajo en Desarrollo Social y Deportes en la provincia y también me ayuda la Municipalidad de Lomas,” explica. La colaboración de fábricas de Quilmes y mayoristas también es fundamental para recolectar golosinas, agua mineral, gaseosas, galletas, fideos, azúcar, yerba, arroz, polenta, y leche. “La vez pasada dimos cinco mil litros. En lugar de trescientas cincuenta familias como siempre, vinieron casi mil. La gente tiene hambre, no es joda,” resume con seriedad.

Castro siente el impacto de la crisis en su comunidad. “Hay dos cosas en la vida que es muy duro perder: el trabajo y la dignidad. Y cuando no tenés para morfar eso se sufre y cómo. Yo los recibo con una sonrisa, les hago bromas para que pasen un buen momento y se olviden un poco de lo que están padeciendo.”

Además de su labor en Temperley, Castro ha extendido su solidaridad al Impenetrable chaqueño, donde llevó diez mil kilos de mercadería. “Fue una experiencia increíble. No sabés con el cariño que nos recibieron y lo agradecidos que estaban,” comenta emocionado.

Castro también colabora con cárceles, dando exhibiciones y enseñando boxeo a través del programa “Guantes por la Vida”. “Tratamos de que tomen el deporte como una obligación o compromiso para mejorar lo físico y sentirse mejor de espíritu. Estuvimos por todos lados con clínicas en cárceles de Río Gallegos, Marcos Paz, Ezeiza, Bahía Blanca, Florencio Varela, San Martín… A los muchachos les encanta y la mayoría se engancharon,” detalla con satisfacción.

Desde que está en pareja con Yanina Sosa, su vida ha mejorado notablemente. “Ella es de acá, de Temperley, muy querida por todos. Estamos hace doce años juntos. Es un puntal para mi vida,” confiesa. Con quince hijos y doce nietos, Castro siente orgullo por su familia, aunque el más joven, Aonikenk, de catorce años, aún vive con su madre en Morón.

En su gimnasio, Castro enseña a personas de todas las edades a mejorar su físico y aprender boxeo de manera recreativa. “Les damos muchas herramientas técnicas para que sepan boxear, hacer guantes, caminar el ring, esquivar golpes, pegar en la bolsa, no para que se agarren a trompadas y se lastimen,” aclara.

Con su carisma y popularidad, Castro ha sabido movilizar a comerciantes, puesteros y fabriqueros para ayudar a los necesitados. “No me gusta que la gente pase hambre, es insoportable sentir ese vacío acá en la panza,” concluye con la misma pasión que lo llevó a ser campeón del mundo.

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